https://brasil.elpais.com/brasil/2018/04/12/tecnologia/1523546166_758362.html
Cathy O'Neil es una matemática de pelo azul que dedica todos sus esfuerzos a abrir los ojos de las personas sobre los algoritmos que dominan el mundo. Desde los que indican al banco si usted es apto o no a recibir una hipoteca, hasta los que deciden quien merece una vacante de trabajo. Un sistema que puede perpetuar las desigualdades existentes en el mundo si no empezamos a ser críticos, defiende la científica. "Estamos dando poder a mecanismos sin preguntarnos si realmente funcionan, eso es una falla como sociedad", explica de Nueva York al otro lado del teléfono.
O'Neil, en su libro Armas de destrucción matemática, muestra algunos ejemplos para poner esta teoría en términos reales. Viaja en algunas de sus páginas a Reading, una pequeña ciudad de Pensilvania (Estados Unidos) que en 2011 tenía un nivel de pobreza superior al 41%, el más alto de todo el país. Con un efectivo reducido por la crisis, el jefe de policía invirtió en un programa de predicción de crímenes llamado PredPol que funciona con big data. La aplicación divide la ciudad en cuadrantes y determina en cuál de ellos es más posible que se cometa un crimen basándose en el registro histórico de la policía. En el abanico de datos están desde crímenes más leves como perturbación del orden público (beber en la calle, por ejemplo), hasta homicidios.
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